flor_cautiva

Día décimosegundo de Hesius (2) en el año 10,156 CA tras la Fundación de Ar(CA)

Gor el día 11/05/2006 a la hora Goreana 15:09 – 19 :05 hora Española

flor_cautiva empieza a escuchar la música de fondo que empieza a sonar, se levanta suavemente, seguida del tintineo de los cascabeles, arrodillándose en medio del Salón, con una de sus flores en la mano, en la otra, un pañuelo de seda blanco preparada para inicar "La danza de la Rebelión" por mandato del Señor Kurii.

La muchacha escucha como la música aumenta su ritmo paulatinamente, casi agresivo y toma el pañuelo cerrando el puño y se levanta arqueando el cuerpo, con la cabeza erguida. Bajando la mirada fija sus ojos hacia el sillón del Señor Kurii sin enfrnetar su miarad directamente a la de Él. De pronto, en un gesto de furia, endurece su mirada y con la barbilla levantada, rompe el largo tallo de la flor de su mano derecha y mueve los pies acercandose al Señor. 

Una espina de la flor se le clava en la mano, haciendo caer un hilo de sangre hacia el suelo formando diminutas gotas como petalos encarnados, pero la muchacha sin sentir el dolor continua moviendo las caderas al ritmo de la fuerte percusión.

Kurii se hiergue y contempla los movimientos duros de esta danza, su mirada se centra en un punto concreto de la muchacha, el fino hilo de sangre que cae de su mano y al olerla sus colmillos afloran y su mirada se endurece

flor_cautiva tira la flor al suelo, y, tomando el largo pañuelo con las dos manos, lo sujeta de ambos extremos tensandolo, haciendo una descarada mueca de dureza y amenaza. Entonces se acerca con paso seguro al Señor Kurii mirándole fijamente a los ojos, endureciendo aún más su mirada. Finge ir hacia su cuello con el suave pañuelo de seda, sosteniendole la mirada al Señor, realiza un suave movimiento de muñeca, azotando el aire a modo de largo látigo, en un intento suicida y desperado de pretendido castigo al Señor. Dibujando una perversa sonrisa en sus labios, se detienee a pocos pasos frente a él. Al segundo movimiento de muñeca la suave seda roza la piel del Señor Kurii, haciendo a la kajira sonreir con malicia, disfrutando de la acción. De pronto, se da la vuelta dandole la espalda al Señor.

Kurii, de un salto, se planta frente a la muchacha y atrapa la seda tirando de la muchacha hasta acercarla a sus fauces, dejando escapar un gutural sonido y soltandola a continuacion, vuleve a su sitio.

flor_cautiva, tras sentir el aliento del Kur en su rostro, hace caso omiso y continua moviendo las caderas, mientras su trasero se balancea al compás de la música. La percusión sigue sonando dura, como una tormenta estallando en rabia, en cólera y pasión.

Levantando de nuevo la barbilla dirige una mirada al Señor por encima de su hombro, y, girandose de repente, levanta la mano amenazadoramente, como profecía, como aviso. Entrecierra los ojos, y con actitud guerrera, se enfrenta a la mirada del Señor Kurii. En un sensual gesto, se agacha, en busca de la flor que arrojó antes al suelo, pasándola descarada por su piel, finjiendo el poder que ejerce el deseo de su cuerpo, acercándose al Señor Kurii sin separar un instante sus ojos, contoneándose aún más sensualmente, con los labios curvados en una mueca de deseo.

De pronto flor_cautiva se para en seco, a unos pasos del sillón del Señor Kurii sintiendo como la música se mezcla con el sonido suave de un arpa, que, cada vez, va adquiriendo más poder... más suavidad...
Kurii se incorpora y enlazandola con la seda la hiza por los hombros y sus colmillos ahora acarician su rostro, luego la lanza hacia el centro de la sala de un golpe donde la muchacha queda semitumbada.

flor_cautiva levanta la mirada, asustada... tendida en el suelo, y, mira un instante al Señor Kurii agachando la vista al momento, humillando su mirada, y adelanta sus manos, mostrando inocencia. Suaviza sus labios, posándose como dos suaves pétalos uno encima del otro.

flor_cautiva se arrodilla, sentada sobre sus talones, dejando el pañuelo aún anudado en su cintura... mientras la música desciende cada vez más, hace una reverencia con la cabeza, y adelanta el cuerpo, quedando con las palmas en el suelo, los brazos extendidos completamente , y sus labios, besando la fría piedra... la música termina, y, entre sus manos, la flor posa, como ofrenda.

Kurii inclina la cabeza, deja escapar un leve gruñido, la danza le excita, la muchacha la ejecuta a la perfección, el olor de ella, de su sangre y de las flores de la muchacha hacen resurgir sus más temibles instintos, vuelve en si, recoge la flor y sale de la estancia. 

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